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Inspiración

Presentación

Lic. Marcos

Psicóloga UBA

Nací en un pueblo tradicional y pequeño de la Provincia de Buenos Aires, rodeada de una profusa biblioteca a la que tenía acceso constante y de un tocadiscos en el que sonaban músicos de ayer y hoy acompañando mis tardes. Mi infancia y adolescencia estuvieron signadas por la literatura de Julio Verne, Edgar Allan Poe, Charles Dickens, Kafka, la mitología griega y las fábulas de La Fontaine. Aquellos fueron tiempos de mucha introspección que me construyeron por dentro.

A los 18 años me mudé a la ciudad de Buenos Aires para comenzar la carrera de Psicología en la UBA. Logré terminar la licenciatura con la fuerte convicción de desarrollarme dentro de la clínica psicoanalítica. Realicé mis primeros post-grados en las corrientes de S. Freud y D. Winnicott, aprendiendo mucho de ambos maestros. Recuerdo con mucho cariño los inicios de mi labor clínica en el cuartito de atrás de la casa de mis abuelos, donde recibía a diario niños maravillosos y valientes que traían sus dolores y sus incipientes construcciones del mundo. Ellos, a pesar de su juventud, fueron grandes sabios que me mostraron miradas muy auténticas y puras. Siempre los llevo en mi alma.

Nada puede rozar tan de cerca la hebra más fina del corazón como una poesía.

Luego de un tiempo de perfeccionarme como analista de niños, comencé a bucear en el mundo de la espiritualidad movida por las lecturas de Carlos Castaneda, J.J. Benítez, Krishnamurti y Sri Aurobindo. Algo me llevaba a sentir profundamente que existía una dimensión espiritual y religiosa en el alma humana que se expresaba espontáneamente y era capaz de re-organizar la vida y dar respuestas de otro nivel. Por ello comencé mis intensos años de estudio con Mónika, quien fue mi maestra (y lo sigue siendo) durante casi 10 años de exploración. Con ella realicé mi instructorado de meditación, me inicié en astrología kármica, evolutiva y esotérica; aprendí meditaciones budistas, zen, sufistas y sobre todo la disciplina del Antakarana. Todos esos años fueron de plena transformación y viraje en mi existencia.

En medio de todo este proceso interior, descubrí perdido en los cajones de Parque Rivadavia, un libro del psiquiatra Suizo C. G. Jung. Lo lleve a mi casa como si fuera un tesoro prohibido y lo leí ávidamente hasta terminarlo. Me fascino su mirada integrativa y capaz de rescatar muchos de los perdidos lenguajes simbólicos de la humanidad.

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A partir de ese encuentro sincrónico con el misterioso Jung, comencé mis estudios de Maestría en la Fundación C. G. Jung de Buenos Aires. Allí realicé mis primeras aproximaciones a la obra del maestro y mis primeros pasos en el proceso de individuación personal. Además de nutrirme como alumna, tuve la posibilidad de ejercer luego como decente de la Fundación en materias de Post-grado y en seminarios de extensión de la UBA dirigidos a difundir la teoría junguiana. Por esa entonces descubrí otra de mis pasiones: la docencia. De allí en más no dejé nunca de dar clases y me siento en deuda constante con mis queridos alumnos, que me enseñan y fortalecen día a día.

Paralelamente, otra pasión comenzaba a despertarse: la escritura. Si bien siempre había escrito cuentos y ensayos, a partir del 2011 comencé a inclinarme fuertemente por la poesía. Leía fervientemente la poesía de Borges, Pizarnik, Negroni, Biagioni, Madariaga, Thénon y los clásicos como Holderlin, Rilke, Rimbaud, Blake y sobre todo, Rumi. El decir poético me pareció siempre el lenguaje mismo del alma. Nada puede rozar tan de cerca la hebra más fina del corazón como una poesía. Por ello comencé a escribir mis propios poemas y a estudiar con Claudia Prado (Poeta argentina reconocida y premiada) los recursos del arte poético. Fueron años de mucho escribir, producir, volcar al papel, aprender… De ese recorrido surgió “Ojos de Piedra”, mi primer libro de poesía inédito. Hoy me encuentro trabajando en un segundo libro de poesías más una novela en prosa. La escritura me acompaña todo el tiempo como una pasión, una terapéutica, un espacio sagrado y una identidad.

En el 2014 fundé el primer espacio de Salud destinado a difundir la obra junguiana y ofrecer espacios de sanación integrales. Su nombre fue Tierra Cristal. En él participaron valiosas personas. Muchas de ellas aún hoy me acompañan. Durante dos años estuvimos trabajando y dando cobijo y espacio a todos los peregrinos en busca de sentido que se acercaron. La experiencia fue maravillosa, intensa y llena de crecimiento. Aprendí mucho de mi misma, de mis verdaderos deseos, de mi sombra…

Parte de mi camino estuvo marcado por el acercamiento a las teorías de otro gran maestro: Bert Hellinger. Realicé primero en lo personal, un intenso trabajo con las Constelaciones Familiares. Estoy sumamente agradecida a mi terapeuta de ese momento, Silvina; quien me ayudó a meterme en la compleja trama familiar y buscar un mejor lugar desde donde pertenecer. Incorporé también las Constelaciones como una herramienta de trabajo clínico luego de estudiar varios años con distintos profesores. Hoy voy ensayando formas de aunar mis intereses y abordajes de manera que sea más orgánica y verdadera.

Actualmente me siento más madura, más verdadera. Buscando lo simple y lo natural en mi vida. Trabajo con pasión, buscando aprender y ser 'un alma en contacto con otra alma' (C. G. Jung)